La sinonimia es la coincidencia o cercanía en el significado de dos o más significantes lingüísticos. Por ejemplo, el significado de las palabras molestar, incordiar y fastidiar es casi el mismo; son palabras sinónimas.
La sinonimia absoluta es muy poco frecuente, e incluso, para algunos teóricos de la lengua, inexistente. Sin necesidad de meternos en discusiones filológicas profundas, admitiremos que los casos en que varias palabras significan exactamente lo mismo y pueden sustituirse en todos los contextos sin alterar el sentido de la oración, son, cuanto menos, raros. Esto sucede, por ejemplo, con palabras como asno/burro, este/oriente. Pero incluso con términos como estos, el acuerdo sobre su sinonimia absoluta difícilmente será total, debido a la natural relatividad de los conceptos implicados en su descripción (significado, identidad, semejanza...).
Por el contrario, lo normal es que las palabras pertenecientes a un mismo campo semántico, a pesar de ser sinónimas, tengan dificultades para ser intercambiadas entre sí en todos los contextos. Pensemos en las palabras amarrar, sujetar, agarrar, coger, asir...
Si bien podemos decir:
Amarramos la barca al muelle o Sujetamos la barca al muelle, no podemos utilizar, por ejemplo, los sinónimos:
Cogimos la barca al muelle o Asimos la barca al muelle.
Conviene recordar que la sinonimia se refiere al significado de las palabras, por lo que las acepciones distintas dentro de una palabra tendrán sinónimos diferentes. De ahí viene una de las dificultades evidentes a la hora de establecer sinónimos: que los propios significados que queremos reproducir son relativos y difusos, elementos dinámicos de una lengua.
Si nos centramos en este fenómeno de sinonimia relativa, los matices semánticos que encontramos entre los diferentes términos provienen, normalmente:
- De ligeras diferencias en la intensidad o extensión del significado de estos términos.
Por ejemplo: rehusar/rechazar, fortuna/dineral, engullir/tragar.
- De distinciones en el registro (formal o coloquial) y en el nivel (culto o vulgar) en el que se está manejando el hablante.
Por ejemplo: anciano/viejo, defunción/muerte, embriagado/borracho.
-De multitud de otros pequeños matices expresivos propios de la idiosincrasia de cada palabra concreta, es decir, de las connotaciones o pequeñas aportaciones de significado que cada término del idioma trae consigo.
Sinónimos en otros idiomas: